Derrame en tu piel la jarra de lirios,
y quedo la excitación en aquel licor de miel
que la tormenta lunar, dejo en tu boca.
En las sosegadas aguas de tus suspiros
el rumor de todos los mares
se adentra en mi,
con su oleaje dorado
hirviendo mi sangre bajo el fulgor
de los brillos de luna.
y quedo la excitación en aquel licor de miel
que la tormenta lunar, dejo en tu boca.
En las sosegadas aguas de tus suspiros
el rumor de todos los mares
se adentra en mi,
con su oleaje dorado
hirviendo mi sangre bajo el fulgor
de los brillos de luna.
(Fotografía y poema cedido por Benito Gonzalez)
Gracias Nati, por publicar algo de este viejo soñador. un besito
ResponderEliminarGracias a ti por permitirmelo.
ResponderEliminarAy, Benito!!! con un poema así, no hay Dulcinea que se te resista!! Besos amigo!
ResponderEliminar