sábado, 17 de enero de 2015

Hay que saber morirse...

Hay que saber morirse
con el adiós retenido
en la yema de los dedos,
morirse sin detenerse en la pena,
en el tiempo que dura
un padrenuestro bien rezado.


Hay que saber morirse,
disponer en acto litúrgico,
sobre el corporal
de puro lino blanco,
el corazón.


NG Enero 2015